Una bonita alacena de cara triste y que comenzamos a dar vida

Después de lo enamorados que quedamos de nuestra alacena, no veíamos la hora de entrar en un proyecto similar otra vez.

Esperamos y buscamos pacientemente hasta que por fin cayó en nuestras manos esta bonita alacena de cara triste y que comenzamos a dar vida desde hace unas semanas.

La alacena estaba en mejores condiciones que la anterior por lo que la restauración fue menos intensa. Igualmente le hicimos una limpieza profunda y las reparaciones necesarias para que la madera estuviera en condiciones de durar otros 50 años.

Limpiamos de óxido las bisagras y los pomos y los doramos para que recuperaran el esplendor de antaño.

Ya teniendo la estructura preparada, era la hora de pintarla y hacerla única.

Decisiones “definitivas” de color

No os mentiremos. Era tanta la emoción con nuestra nueva alacena que tomamos varias decisiones “definitivas” de color. Al final, siempre necesitaba algo diferente. Pasamos por color ladrillo, niágara, azul, beige…

Al final, después de una prueba aquí y allá, escogimos un crema para la estructura y dos tonos de azul para las puertas y los cajones. El azul Niágara, uno de los colores del 2017 de Pantone, lo usamos para resaltar un cajón y la balda central interior y así dar contraste con el azul más suave del resto del frontal.

Las patas las dejamos en su estado y color original, después de asegurarnos de que no tuvieran grietas o daños estructurales, porque nos parece una conexión interesante con su pasado y su presente.

Y aquí la tenéis, como nueva y llena de vida. Perfecta para la decoración primaveral.