Una de las ventajas de trabajar con madera, madera vieja, es que siempre esta lista para descomponerse y ser algo más. Pero para eso, se necesita tener algún cliente atrevido, que se anime a faltarle al respeto a los ebanistas de antaño.
Estos tres muebles eran demasiado altos o demasiado largos para el espacio, había que tirar de la sierra para quitar unos centímetros de aquí, y de allá y lograr cumplir su nueva función. Ser la pieza central de los 3 baños principales de la casa.
Después de eliminar un cajón entero de la comoda y 30 centímetros de los aparadores el resultado no pudo ser mas limpio y elegante. Permitiendo lucir las formas talladas en el caso de los aparadores y las líneas rectas de la cómoda.
Es verdad que todo en estos baños es maravilloso. Pero estamos seguros que ese toque autentico y romántico lo dan las piezas antiguas que con tanto mimo y cuidado hemos reutilizado.
Como ya os habíamos contado, estamos trabajando en nuestro nuevo espacio, adaptándolo para nuestras nuevas y crecientes necesidades pero también haciéndolo muy nuestro.
Estas piezas individuales se unen a su vez con Ts que permitirán la entrada del tubo vertical, por lo que su instalación debe ser en orden para que encajen. Empezando por un lado de la estructura, se hace el hueco en el techo, se ponen los tacos, la abrazadera y el tubo, después la T, se conecta con el siguiente tubo y luego se abre el hueco en el techo de donde se aguantará éste y así sucesivamente.
Una vez montada la estructura, sin poner el adhesivo en las uniones aún, se pasa a los cables. Las uniones de los cables se harán en las salidas de la tubería vertical, es decir, donde se conectan con las bombillas.
Se empieza con el cable por la estructura principal y se baja en la primera T dejando el largo suficiente para que pase el tubo vertical y se pueda hacer la conexión. Se corta y el siguiente cable sube por esa misma T para salir por la siguiente y repetir el paso. Al final quedaréis con dos cables colgando en cada unión, del mismo largo.
Una vez tenemos los cables preparados, ya podemos cerrar las Ts con adhesivo para asegurarnos que la estructura está estable y firme. A continuación añadimos la tubería delgada de manera vertical en cada T y lo aseguramos con el pegamento. Cada vez que usemos este super glue, tenemos que aguantar por al menos tres segundos para asegurar que se engancha.
El paso siguiente es instalar las bombillas. Para esto necesitamos unos adaptadores que vayan del tubo a la bombilla para cubrirla y que sólo se vea el punto de luz. Este adaptador también es de cobre. Next step is to install the led bulbs. To do this you will need adaptors from the small pipe to the size of the LED.
En nuestro caso, necesitábamos uno que fuera de 15mm a 22 mm. Pero … sorpresa! No existía! Así que hicimos uno comprando dos, uno que fuera de 15mm a 18mm y otro de 18mm a 22mm. Los unimos con el adhesivo y así ya teníamos una sola pieza.
Luego preparamos las bombillas, en nuestro caso LED de luz cálida de 3000 kelvin con casquillos g9. La rosca que de la caperuza la invertimos para hacer de tope y que no se descuelguen fácilmente por la gravedad.
Pasamos entonces primero los adaptadores por los cables, luego la bombilla y hacemos una conexión eléctrica básica para unir los cables de techo con la caperuza, teniendo cuidado de hacerlo bien y con las precauciones necesarias, porque el cobre es transmisor de la electricidad y os podéis llevar un disgusto. Nosotros, para evitar problemas, usamos una funda protectora, pero el celo negro de toda la vida os irá bien. Ya teniendo todo conectado, ponemos un poco del adhesivo fuerte en la pieza de los adaptadores y empujamos hacia arriba para que los cables se aprieten un poco dentro del tubo. Finalmente, aguantamos hasta que el tubo vertical y el adaptador estén completamente unidos.
Imaginad que estáis en Francia a finales del siglo XIX a las afueras de París
Imaginad además que sois un panadero que decide casarse y, como es costumbre en la época, tener un apartamento detrás de la panadería para hacer frente a las horas intempestivas de hacer pan y estar cerca de la familia. Imaginad además que para la boda, dentro del ajuar, os regalan un armario normando, hecho a la medida, con motivos campestres que recuerdan el oficio tan antiguo de panadero.
Hasta ahí no hay ninguna sorpresa. Si estás en la francia del finales de 1800’s, es algo corriente.
Pero ahora imaginad que en el siglo XXI compráis una panadería, cuando ya este tipo de muebles no se hacen desde hace décadas, y os venden el negocio, con todo dentro, incluyendo este increíble armario de más de 100 años.
Pero claro, el armario no está montado y en realidad no os interesa conservarlo. Tal vez pienses en tirarlo, pues están ya muy viejas estas piezas de madera.
Pero imaginad que son vuestros suegros los que han hecho la compra de la panadería y que cuando vais a verlos, os encontráis con que ese mueble tal vez sí tiene futuro y tal vez no lo queréis tirar. Os lo lleváis a Bretaña que es donde vivís y allí os acompaña por unos cuantos años hasta que decidís mudaros a Valencia.
Ahora, imaginad la cara que pusimos nosotros cuando entramos a la casa de Sandrine y Oscar, que nos habían llamado para restaurar “un” mueble.
Pues esta es la increíble historia que nos trae aquí. Encontrar un mueble de este tipo, de esta antigüedad y hecho en Normandía, es una suerte y una alegría para nuestro taller
Es un armario de roble macizo con una buena manufactura, hecho al 100% con mechones y ensambles manuales. Un mueble desmontable sin una gota de cola o pernos metálicos.
Las piezas grandes como puertas, laterales, techo y embellecedor vienen enteras. Las otras son piezas que se unen. No es difícil de desmontar, pero sí de montar, por la cantidad de piezas.
Sin duda una obra de arte en la época y un regalo importante.
El armario en si consiste en un espacio cuadrado con dos puertas. Sandrine, para hacerlo más útil, le había añadido dos baldas de aglomerado que decidimos cambiar para conservar la pureza de la pieza.
Los años habían hecho mella en la madera y aunque con algunas señas de carcoma y termitas en una de las patas, el daño principal había sido el exceso y la falta de mantenimiento del acabado.
La superficie presentaba algunas quemaduras, manchas de líquidos o aceites, pero ante todo, muchísimas capas de cera.
En ocasiones, la cera es usada erróneamente solo como protección. En realidad, es un acabado, da un toque de color, de satinado, una textura especial, que debe ser tratada constantemente. No ofrece una protección duradera contra el calor y la humedad.
Además, la constante aplicación de cera en una superficie de madera hace que el color original de esta cambie, se ennegrezca y pierda brillo, porque es propensa a atrapar el polvo. A diferencia del barniz, que cambia el color de manera superficial, la cera es absorbida por la madera y se convierte en parte del material.
Quitar esta cera fue el trabajo más arduo de toda la restauración. Como no tenía protección, la grasa y el polvo se acumulaban creando una capa, que mezclada con la cera, nos costó bastante músculo y paciencia eliminar.
A nuestro pesar, el armario no recuperó el color de antaño pero la limpieza le ayudó a resaltar los tonos del roble medio.
Luego de hacer la limpieza, le hicimos un proceso de desinsección. En este caso era importante limpiar primero para asegurarnos de que el producto entrara en el poro de la madera.
Aplicamos con jeringuilla y brocha el producto, lo embolsamos y repetimos el proceso dos veces más en las siguientes tres semanas, manteniendo el armario cubierto todo el tiempo.
Luego vinieron los arreglos estructurales. Las piezas grandes estaban intactas, el sistema de unión por mechones de quita y pon era el que tenía algunos faltantes, otros ensambles estaban astillados o con pedazos rotos.
Afortunadamente llegamos a tiempo y pudimos rescatar todos los que estaban rotos y encolarlos sin necesidad de reemplazar toda la pieza.
Cuando discutimos el proyecto con Sandrine y Oscar, propusimos devolverle el esplendor a esta pieza increíble de colección y como entendíamos que nuestros clientes también necesitaban un cambio, acordamos pintar el interior del mueble en un tono diferente que fuera con la decoración de la casa. Entonces, con el armario ya en buenas condiciones, aplicamos dos capas de barniz a toda la parte exterior del mueble.
Para el interior, decidimos usar un color aguamarina que iba perfecto con unas sillas del mismo tono que tenían los clientes en casa. Así que después de una imprimación acrílica, aplicamos dos capas de pintura a esta parte del mueble que queríamos resaltar: laterales interiores y parte trasera.
Como nuestra idea al transformar una pieza antigua es que sea una transformación reversible y útil, pensamos en los futuros usos que nuestros clientes podrían darle al armario y decidimos dejar las puertas sin pintar.
Pensamos que en algún momento se podrían quitar las puertas y dejar la caja del armario como una estantería decorativa y las puertas como otro tipo de decoración, ya sea como cabeceros, divisiones o simplemente recostadas para dar un toque a cualquier pared.Montarlo de nuevo no fue nada fácil, no os mentiremos. A pesar de ser un armario desmontable, no es una pieza diseñada para ser montada y desmontada muchas veces por lo que se usan muchas piezas y se debe usar fuerza para encajar todo en su sitio.
Luego de tenerlo en pie y pintado, además de la barra dorada para colgar, añadimos unas baldas de madera pintadas de aguamarina que permitieran poner zapatos y así aprovechar aún más el espacio como lo había hecho entonces Sandrine.
Y así quedó el gran armario normando, que ha viajado muchos kilómetros para rejuvenecer y que ahora trae historia a la casa de Sandrine y Oscar.
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