Hoy queremos hablar de ese mueble, el grande de madera, el que está en el comedor o en el salón con todas las copas, los platos, las fotos de la familia y a veces hasta la tele. Ese mueble que seguro todos tenemos en nuestras vidas. Lo vimos tal vez en la casa de nuestros padres, de la tia, de la amiga, de los suegros o en la nuestra. O en todas a la vez.
El mueble de madera, con un barniz brillante a veces claro, otras veces rojizo o tal vez más oscuro, con cajones o con puertas, o con cajones y con puertas. Ese mueble protagonista del espacio que seguro ya todos tenéis en mente.
Pues este recuerdo de infancia o de presente ha pasado varias veces por La Retrovisora pidiendo nueva vida, nuevas formas o nuevos colores. Hoy os traemos dos casos. Dos muebles grandes de finales del siglo XX, que son el centro de atención por su estilo y tamaño y por tanto rigen el resto de la decoración del espacio en el que habitan.
El reto era transformar estas grandes piezas en muebles modernos y que se mimetizaran un poco más con el resto de la decoración de nuestras clientas, las dos casualmente con el mismo nombre: Amparo.
El mueble con el que comenzaremos es de nuestra vecina en el taller, Amparo, la primera Amparo digamos, quien nos contactó para valorar un banco y una mesa que quería restaurar.
Cuando fuimos a su casa a ver las piezas, nos encontramos con que estaba sacando varios muebles para renovar la decoración, entre ellos el mueble del que hablamos. Vimos potencial y así se lo dijimos a Amparo, quien después de una lluvia de ideas de lado y lado, decidió confiarnos el proyecto.
El mueble es fiel a la mano de obra que se comenzó en la década de los 80s, donde se usaban estructuras de madera mezcladas con aglomerado y otros materiales para abaratar costes. Aunque no fueran 100% de madera, el objetivo era construir muebles duraderos (para toda la vida) y bien hechos. Nos encontramos entonces con un trabajo completo con sistemas de pernos, piezas desmontables y con muy poca cola.
Buscando modernizar la decoración de casa y romper
Nuestra clienta buscaba modernizar la decoración de su casa y romper un poco con lo que tenía. Como la idea principal era conservar la funcionalidad pero cambiando totalmente el estilo, decidimos utilizar solamente la parte inferior del mueble, donde están los cajones y con esta base, crear un mueble de estilo americano.
El mueble estaba en muy buen estado, con sólo un poco de carcoma y algunos desgastes. Hicimos limpieza y una restauración básica para evitar que se continuara deteriorando y para tener una estructura sólida.
Amparo decidió pintar la pared donde iría el mueble de color grafito, así que escogimos tres colores neutros: gris medio con tintes de marrón, crema y negro.
Para darle más profundidad al mueble pintamos a mano líneas de color gris y para darle a su vez profundidad a estas líneas, hicimos un borde de color negro.
Restauramos los pomos originales y los dejamos en dorado para que fueran el punto de conexión entre el diseño moderno y la decoración existente en la casa.
Nuestra cliente Amparo, la primera, es amiga de Amparo, la segunda, quien después de saber lo que estábamos haciendo para su amiga, nos contactó para un proyecto similar. El mueble estaba en una casa que había adquirido recientemente a las afueras de Valencia.
En nuestra visita vimos que al contrario del caso anterior, las vitrinas del mueble eran lo que mejor se acomodaría al estilo y decoración del salón.
Teniendo en cuenta los otros objetos y piezas dentro de la casa, decidimos pintar las vitrinas de blanco por fuera, que era el color de la chimenea y del mueble de la tele, y por dentro de un color arena que pintamos con brocha para imitar un poco las vetas de la madera y crear algo de textura.
Para hacer la vitrina pequeña aún más ligera, decidimos reemplazar las baldas de madera por cristal y cambiamos el techo.
El propósito principal de las dos transformaciones era conservar la utilidad de los muebles, que por su gran tamaño, quedaron obsoletos en la decoración.
En ambos casos, el nuevo diseño trae más luz al espacio. Las vitrinas se complementan armoniosamente y dan una sensación de ligereza al salón-comedor. La cajonera, por su parte, crea un rincón especial que atrae todas las miradas.
Dos opciones muy válidas para darle a ese mueble de siempre una nueva vida. Nuestras clientes felices y nosotros con ellas.